En la novela de Thomas Wolfe , El tiempo y el río , se hace la descripción de una cocina en la que no falta de nada. Compruébalo leyéndo el siguiente fragmento: Era una cocina como nunca había visto ni soñado; en su amplitud, orden y extraordinaria limpieza, tenía la belleza de una gran máquina - una máquina de enorme poder, de fabulosa riqueza y complejidad -, que, con su ordenada magnificencia y abundancia, presentaba la nítida y resplandeciente precisión de una figura geométrica. Una inmensa instalación con fogones de hornillos enormes como los de los grandes restaurantes, resplandecía con la cuidada perfección de un automóvil de carreras. Había, además, una enorme cocina eléctrica, pulida como un ornamento de plata. Las ollas y cacerolas colgaban en hileras, relucientes, en ordenada profusión; había desde los grandes calderos de cobre, tan grandes como para cocinar un buey, hasta las pequeñas cacerolas y sartenes, tan pequeñas como para freír un huevo. Todas pendían allí en un or...
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