Describir es representar la realidad por medio de palabras de la misma manera que un pintor capta lo que ve y lo pinta. Cuando hacemos una descripción literaria nos ocurre como al pintor que quiere retratar lo que ven sus ojos: resaltamos aquellos rasgos que nos interesan y los hacemos destacar. Y así como el pintor elige cuidadosamente sus colores, el escritor elige las palabras y los recursos estilísticos que le ayudarán a plasmar su retrato.
- Las palabras más empleadas en la descripción son los sustantivos y los adjetivos aunque también abundan las formas verbales, fundamentalmente en presente y pretérito perfecto. Compruébalo en la siguiente descripción:
El aspecto externo de Momo ciertamente era un tanto desusado y acaso podía asustar algo a la gente que da mucha importancia al aseo y al orden. Era pequeña y bastante flaca, de modo que ni con la mejor voluntad se podía decir si tenía ocho años sólo o ya tenía doce. Tenía el pelo muy ensortijado, negro como la pez, y con todo el aspecto de no haberse enfrentado jamás a un peine o unas tijeras: Tenía unos ojos muy grandes, muy hermosos y también negros como la pez y unos pies del mismo color, pues casi siempre iba descalza. Sólo en invierno llevaba zapatos de vez en cuando, pero solían ser diferentes, cada uno de un color, y además le quedaban demasiado grandes. Eso era porque Momo no poseía nada más que lo que encontraba por ahí o lo que le regalaban.
- Los recursos estilísticos más frecuentes son: las comparaciones, las enumeraciones, las metáforas y los paralelismos. Podemos encontrar ejemplos de algunos de estos recursos en la siguiente descripción:
Entonces vi cómo era. Llevaba unos pantalones oscuros, hasta media pantorrilla, y un chaleco pardo, del que asomaban los hombros y los brazos desnudos. Pero su carne era como la tierra del campo. Tenía su forma y su color. En lugar de pelo le nacía una espesa mata de musgo, y tenía en la coronilla un nido de alondra con dos pollos. La madre revoloteaba en torno de su cabeza. En la cara le nacía una barba de hierba diminuta cuajada de margaritas pequeñas como cabeza de alfiler. El dorso de sus manos también estaba florido. Sus pies eran praderas y le nacían madreselvas enanas, que trepaban por sus piernas, como por fuertes árboles. Colgada del hombro llevaba una extraña flauta.
En una narración literaria se describen lugares, épocas, objetos, sentimientos y, sobre todo, personas. A continuación tienes la descripción de una época. ¿Qué palabras predominan? ¿Qué recursos estilísticos observas?
En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata, las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre, las curtidurías, a lejías cáusticas, los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo, el oficial de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno, (...)
Ahora que ya has aprendido los secretos de la descripción, elige uno de los cuadros siguientes y haz una descripción literaria:
El lavabo de Antonio López |
La habitación de Van Gogh |